Una palabra hará un anticucho de estos 16 años y algo de vida sobre este planeta; y es:
SOLEDAD.
Si tengo una hija hasta podría llamarla así, como las negritas llamadas Blanca y por el estilo. Y he aquí mi motivo para las respetables personas que osan leer esta basofia:
He tenido una madre excelente, que trabajo toooodo lo que creyó conveniente sin consultar. Vivíamos las dos solas y gracias a esasausencias, Norma me llevaba al parque interdiario a tomar el yogur en bolsita que estaba de moda; ella dondequeriera que esté sabe que fue mi primera amiga. El resto de mi primerainfancia me la pasaba en el cuarto de juegos y con mi abuelito, al cual es muy probable dedique una entrada más elaborada.
Hice una monografía sobre la teoría del apego el año pasado, me sentí identificada y ¡Demonios! otra larga noche de autoanálisis, coca-cola y café. Una productiva noche aquella, pues decubrí que ¡hey! Mari necesita amor, y amor del bueno para ser presisa.
He hecho grandes amigos y entre las chicas, Marina Bel marcó ¿Qué? ¿Una época? Posiblemente. Ahora, hace más de medio año una pieza del puzzle se fue a Bolivia, del mismo modo como en el 97 mi papi partió a Miami y entre estos acontecimentos, al abuelito y a la madrina se los llevó el Señor.
Tengo grandes amigos, buenísimos, tan diferentes, y tan queridos; cada uno es una pieza de un rompecabezas de cursilerías, al fin y al cabo, hiperimportantes to me.
Doy gracias al Dios por la globalización, porque puzzles del 93 ya nadie quiere hacer, fácil no para las peruanas de 27 de Abril, o para las Gutierrez Gamarra pero no pienso arriesgar las piezas buenas.
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