Antes de comenzar esta entrada me siento en casi la obligación de mandarles un beso suave, muy suave (online, claro) a mis lectorejillos. Fácil porque como quien dice, todo vuelve y como que ante un poco de amor, ahoritita, no me haría del rogar. Como pueden estar imaginando paso por un momento medio denso pero todo fresco, caramba, que la vida sigue, y de cuando en cuando, a Marilia sonríe.
Con sonreír masomenos está relacionado este post; hablo de ESA SONRISITA que nos arrancan CIERTAS CANCIONES. No hablo de la romanticona que te dedicó tu flake de turno, la que hizo moquear a tu promo del cole, ni menos, con la que la hiciste la otra noche. ESAS NO.
Hablo de una sonrisita a la que suelo llamar Eureka, exitosa si quieres. Esa que te sale cuando escuchas la canción, que muchas veces no es ni del género que te llama, pero te clavas con que es LA CANCIÓN. Y caballero, ponte que subes al micro y escuchas algo preciso para subnick digamos. Me ha pasado: admito que cité a chicheros y su filosofía saca de cuadro.