miércoles, 19 de enero de 2011

Una abuela menos

Perdí a una abuela; me quedan dos. Un vacío más y no una simple excusa para llegar tarde a clase de psicomorfo. Dicen que la vida nos prepara para la pérdidas. Frecuentemente escucho decir que "nadie es indespensable" pero refuto; somos humanos, no pollos. La gente se va y no hay mucho nada que podamos hacer. Quiero pensar que el cielo está sobrepoblado de ángeles y que bien o mal, como mínimo una docena de ojos me observan. 

Cada uno responde diferente ante la partida de un ser querido; en mi caso, en su agonía entre en conciencia de cuan importante (y querida) había sido la señora Jesús (o Chuchú, como mi hermana la apodó).

Ella no era como la mami o la señora Rosa: le gustaba lo fashion, había ido a la universidad, había criado a sus tres hijos sola, no era cariñosa pero eso no la hacía mala persona sino por el contrario, siempre la respeté por su postura imparcial. Le copié el usar vinchas en el cabello, los wayfarer y perlas. 

Extrañaré tener conversaciones con una mujer impresionantemente lúcida para su edad; extrañaré estar siempre tentada a pedir causa en lapa, humita o pepián los domingos en el almuerzo; pero, como dicen  todos, ella está en un lugar mejor, reunida con sus amigas y de hecho muy bien arreglada.

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